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ESTAMPAS DEL MUNDO FLOTANTE

Yoshusai Chikanobu (1838-1912)        

“La Flor de Edo del pasado”

Onko Azuma no hana.

 

Los señores feudales entrando en el Castillo de Edo en el primer día de año. Este tríptico representa un daimyô y su cortejo familiar y vasallos visitando el castillo de Edo, protagonizando  el conocido sankin o sistema de “Presencia Alterna”, que obligó periódicamente a los daimyô a viajar con todo su séquito y vivir en Edo, donde sus mujeres e hijos vivían en el yasiki, presentando sus respetos al shôgun, para evitar traiciones y alianzas contra él. Grabados de Hiroshige y Hokusai representan en sus características vistas, como en la ruta del Tokaido, estas caravanas de “Presencia Alterna” viajando hacia Edo. 

Yoshusai Chikanobu (1838-1912)  

Uma-zoroe de la Serie “Vida en el Palacio Chiyoda”.

Chiyoda no On-Omote.

La parada militar con los señores a caballo, se abre con los ashigarus que tocan unas caracolas (Charonia tritonis) que hacen las veces de trompetas, llamadas Horagai.

Publicado por Fukuda Hatsujiro, en 1897.

 

Utagawa Hiroshige (1797-1858)

Arriba poema y retrato de Minamoto Sanetomo, ministro de Kamakura. La escena representa a Nitta Yoshimine (actor Onoe Shinshichi III) sentado, y detrás a Ofune (actor Onoe Kikujirô II). Posiblemente una escena de la obra Yaguchi no Washi (Teatro de Nakamura-za de mayo de 1848).

Serie Ogura nazarae hyaku-nin isshu “Imitación Ogura de los Cien Poetas”.

Formato Oban. Publicado por Ibaya Sensaburo entre 1845-48. 

Hishikawa Moronobu (1631-1694).

Escena de una geisha en el plano superior y su sirvienta –kamuro- mostrándole en un espejo la belleza de su rostro.

Técnica: Sumizuri-e, estampa xilográfica realizada con tinta negra, la más primitiva de las impresiones ukiyo-e. 

Medidas 37,5 cm. x 26,5 cm. 

Okumura Masanobu (1686-1764)

Yamato gako.

Geisha con sus criadas maiko y kamuro, esta última intentando sujetar a un samurai para ofrecerle los servicios de su señora.

Medidas 41 cm. x 28 cm. 

Utagawa Hiroshige (1797-1858)

Arriba poema y retrato de la madre de  Gido Sanshi. La escena representa a Otowa arreglando el pelo del luchador de sumo Inagawa Jirokichi.

Serie Ogura nazarae hyaku-nin isshu “Imitación Ogura de los Cien Poetas”.

Formato Oban. Publicado por Ibaya Sensaburo entre 1845-48. 

Utagawa Hiroshige (1797-1858)

Poema de Chûnagon Iyemochi.

La reunión del guerrero Watanabe Genji Tsuna con la mujer demoníaca Ibaraki no Keshin.

Serie Ogura nazarae hyaku-nin isshu “Imitación Ogura de los Cien Poetas”.

Formato Oban. Publicado por Ibaya Sensaburo en 1847. Sello: Muramatsu. 

Utagawa Kuniyoshi (1797-1861)

Poema y retrato de Sangi Masatsune.

La escena representa al hombre zorro Tadanobu (actor Nakamura Utaemon IV) y la mujer zorra Shizuka (actor Onoe Baido) rodando por la nieve él y danzando ella. Se trata de una escena de la obra kabuki Tabi Suzume Yoshino no irogoto (Teatro Kawarazaki, otoño 1847)

Formato Oban. Publicado por Ibaya Sensaburo en 1847.

Kusunoki Masatsura (1326-48) hijo mayor del líder Masashige, vivió tranquilamente en Yoshino, estando allí también la pareja de zorros llamados Kojoro y Chieda. Cuando Masatsura recibió una joya del Emperador, él a su vez se la entregó a ellos.

Utagawa Kuniyoshi (1797-1861)

Fuji no Urabe. Izutsu-ya Dembei, por la noche observa en Yoshiwara, la ventana donde aparece silueteada la figura de una mujer. Pudiera representar a Onoe Kokugoro III, en el papel de Izutsu-ya en Hanakawado en el teatro Kawarasaki, otoño de 1845.

Serie “Colecciones de ukiyo-e de los Capítulos Nublados de Genji” Genjigumo ukiyo-e awase.

Publicado por Iseya Ichibei haciia 1845. 

Utagawa Kuniyoshi (1797- 1861) 

Escena del Capítulo Yûgiri (39) de Genji monogatori.

El actor Ichikawa Danjûrô VIII es el luchador Kinugawa Tanizô peleando contra dos agresores.

Serie Genji Kumo ukiyoe awase.

Publicado por Ise-ya Ichibei en 1845. 

Tsukioka Yoshitoshi (1839-1892)   

Luna del Mar del Sur. Representa a Bodhisattva de la misericordia y la compasión conocida en China como Guanyin y en Japón como Kannon.

Serie “Cien Vistas de la Luna”. 

Publicado por Akiyama Buemon, 1888.

Formato Oban. 

Toyokuni III (Kunisada, 1786-1864)

Osan: “Primer Día del Caballo en el segundo mes”, Umemitsuki no Hatsu uma,  de las series: "Escenas de las 12 correspondencias conforme el Almanaque Ise. Reki chûdan tsukushi, Ise goyomi mitate jûni choku.

Firmado: Kôchôrô Toyokuni ga.

Publicado por Ebusuya Shôshichi (Kinshôdo).

Formato Oban. Impreso hacia 1848.

Las familias celebraban cada 5 de mayo, el festival Tango-no-Sekku, el Festival del Día del Caballo, llevando a los niños de edades entre uno y quince años.

 

Tsukioka Yoshitoshi (1839-1892)

Iris, de la serie “Mujeres hermosas y siete flores” (Bijin shichiyôka).

Formato Oban. Publicado por Matsuki Heikichi en 1878. 

Tsukioka Yoshitoshi (1839-1892)

“Historia de la geisha Kokatsu, amante del Gobernador Taneda Kumamoto Chindai”.

Serie "Pinturas Orientales de Mujeres Extraordinarias".

Formato Oban, editado por Kobayashi en 1880.

 

Yoshitoshi Taiso (1839-1892)

Firmado: Yoshitoshi ga

"Aspecto agradable: La apariencia de una ama de casa en el año décimo de la era Meiji (1877)"

Kswayurashi-so: Meiji junen irai naishitsu no fuzoku

Serie: "Treinta y dos Aspectos de costumbres y modales".

Fuzoku sanjuni-so.

Publicado por Tsunashima Kamekichi.

Grabador: Horiko wada to. Fecha: 15 Abril 1888

Formato: Oban. Tamaño: 24 cm. x 35 cm.

 

Yoshitoshi Taiso (1839 – 1892)

Firmado: Yoshitoshi ga.

"Mirando como si ella disfrutara de un paseo: Aspecto de una dama de la era Meiji".

Meiji nenkan saikun no fuzoku.

Serie: "Treinta y dos aspectos de costumbres y modales".

Fuzoku sanjuni-so.

Publicado por Tsunashima Kamekichi.

Grabador: Horiko wada to   Fecha: 22 junio 1888.

Formato: Oban. Tamaño 24,3 x 35,2  cm

 

Yoshu Chikanobu (1838-1900)

Mujer joven lavando en verano, de la serie “Nuevas Bellezas” (Shin bijin).

Publicado por Akiyama Buemon en 1897. 

 

Yoshu Chikanobu (1838-1912)

Belleza del periodo An´ei (1772-81) sujetando un espejo de mano. De la serie “El Espejo de las Edades”.

Publicado por Matsuki Heikichi en 1896.

 

Yoshu Chikanobu (1838-1912)

Dama de la corte del período Meiwa (1764-72) escribiendo una carta, de la serie “El Espejo de la Edades”.

Publicado por Matsuki Heikichi en 1897.

 

Yoshu Chikanobu (1838-1912)

Belleza detrás de un biombo plegable de la serie “Nuevas Bellezas” (Shin bijin), publicado por Akiyama Buemon, en 1897.

 

Yoshusai Chikanobu (1838-1912)

Una geisha y sus sirvientes, kamuro y maiko, en un paseo en barco de placer, por el rio Sumida.

Serie "Ocho vistas del Tokio moderno: Resplandor de una tarde en el rio Sumida".

Formato Oban. Publicado por Hasegawa Sonokichi, 1888.

 

Ousai Fusatane (anteriormente estudiado bajo el nombre de Sadafusa).

“Waka Murasaki”. Tô no Shikibu, fue una escritora célebre activa hacia el año 1000, conocida como Shikibu Murasaki, autora de gran parte del Genji Monogatari.

Estampa xilográfica para un abanico (uchiwa-eban), en la que el contorno del abanico configura el marco del grabado delimitando el motivo artístico. 

Publicado por Koyama Hangoro en 1883. Formato Oôban. Las medidas del papel son 29,1 cm. x 23,7 cm.

 

Ousai Fusatane.      

“Shogi Kurabe” Estampa xilográfica para un abanico (uchiwa-eban). El cuello del kimono está impreso con la técnica karazuri, grabado sin tinta –blanco sobre blanco- imitando el tisú. 

Publicado por Kawarazaki Masukichi en Junio de 1883. Formato Oôban. Medidas 25 cm. x 23,2 cm.

 

Inoue Yasuji (Tankei, 1864-1889)

Akazome Emon, famosa poetisa del siglo XI.

Serie “Instructivos Modelos de Elevada Ambición” (Kyodo risshiki). 

Formato Oban. Publicado por Matsuki Heikichi, en 1886.

 

Mizuno Toshikata (1866-1908)

“Araigami”. Geisha con su kamuro y acompañantes samurai, saliendo de una casa de baño, después de lavarse el pelo.

Serie “Treinta y seis bellezas seleccionadas” (Sanjurokkasen)

Formato Oban. Publicado por Akiyama Buemon, en 1893.

 

 

 

Mizuno Toshikata (1866-1908)

Paseantes por la calle en el período Onin (1467-69).

Serie “Treinta y seis bellezas seleccionadas” (Sanjurokkasen)

Formato Oban. Publicado por Akiyama Buemon en 1891.

 

Mizuno Toshikata (1866-1908)

Sozoro aruki. Paseando, en la era Meiraki (1655-58).

Serie “Treinta y seis bellezas seleccionadas” (Sanjurokkasen)

Formato Oban. Publicado por Akiyama Buemon en 1890.  

Ogata Gekkô (1858-1920)

Mujer haciendo un adorno floral con la técnica de Origami, de la serie “Maneras y costumbres de mujeres” Fujin fûzoku zukushin

Publicado por Sasaki Toyokichi, en 1891.

Formato Oban.

 

Figura de geisha policromada y esmaltada en colores, porcelana de Kutani, siglo XIX. Sobre el peinado luce un pájaro dorado y sostiene un pai-pai. Medidas alto 36 cm.

Base 11,7 cm.

 

Figura de geisha policromada y esmaltada en colores dominando el negro del kimono, decorado con hojas de arce al viento. El borde es rojo de hierro y deja ver los otros trajes. Es figura exquisita con un peinado terminado en un bucle alto.  Porcelana de Imari, 

finales del siglo XIX.  

Medidas: alto 41,2 cm.,  base 15,5 cm.

 

UKIYO-E: ESTAMPAS DEL MUNDO FLOTANTE. 

 

Tras un siglo de guerras civiles, en 1600 se produjo la gran batalla de Sekigahara que enfrentó a las dos facciones dominantes,  Tokugawa Ieyasu y los otros daymios. En 1614 tiene lugar el incidente Shomei-jiken o  de la “Inscripción de la campana” episodio provocado por Toyotomi Hideyori, al intentar reclamar sus derechos al shogunato, y que obtuvo la respuesta de Ieyasu desatando la guerra, el asedio del castillo de Osaka, residencia de Hideyori y su suicidio. 

 

Otro episodio violento fue la Rebelión de Shimabara (1637-38) un alzamiento que aglutinó a los cristianos y campesinos de Kyûsû,  que perdieron la protección del daimyô Arima Harunobu, a raíz de Sekigahara y la ejecución  del daimyô cristiano Konishi Yukinaga, quedando sus leales samurai convertidos en  rônin y vasallos deambulando por los caminos, primero llegaron y defendieron el castillo de Osaka, y siendo perseguidos a instancia del gobierno Tokugawa se atrincheraron en el Castillo de Shimabara, para finalmente refugiarse, después de reconstruirlo, en el castillo de Hara, donde una vez derrotados fueron pasados a cuchillo.

 

Acabadas las guerras, los shôgunes Tokugawa adoptaron todo tipo de medidas para evitar las rebeliones durante el período Edo (1615-1868). 

Para garantizar la lealtad de los señores daimyo, los shôgunes obligaron a que pasaran cada dos años uno en Edo. Las familias de los daimyo, sus samurai y criados se vieron obligados a residir temporalmente en la capital, por lo que sirvieron como rehenes contra posibles revueltas en los dominios feudales. Estos viajes, costosísimos, obligaban a disponer de grandes recursos económicos, así como a rodearse de lujos en Edo. Vemos desfilar a estos séquitos por todas las rutas como en la del Tokaido en varias series de grabados. Esta forzada visita y estancia llamada sankin-kotai (“Sistema de Presencia Alterna”) provocó un rápido aumento de la población y una mayor demanda de bienes materiales, como lujosos trajes y kimonos, uniformes con sus mon para todos sus samurai y servidores durante la estancia en Edo. A finales del siglo XVIII, Edo se había convertido en la ciudad más grande del mundo, con una población de aproximadamente un millón de personas.

 

La desconfianza de los gobernantes Tokugawa hacia los daimyô, los obligaron a llevar en la corte unos largos pantalones –nagabakama- que superaban los pies y obligaban a andar lentamente, impidiendo los movimientos rápidos, para evitar atentados o asesinatos.

 

El período Edo estuvo marcado por la paz y la prosperidad económica, así como por su total aislamiento del resto del mundo, siendo el único nexo con Occidente el enclave de Dejima en Nagasaki, una factoria para comerciar los holandeses, al no practicar el proselitismo religioso.

 

Ya anteriormente  Hideyoshi marcó una línea divisoria separando la sociedad en grupos sociales de carácter hereditario: los samurai (shi), los granjeros y campesinos (), los artesanos () y en la base de la pirámide los mercaderes (shô) aunque serían éstos -prósperos y ricos- los que llevan a Japón a la prosperidad comercial  y a la aparición de una nueva cultura urbana, denominada -chônin- en Edo y Osaka. Su éxito financiero propició, además de atender a las necesidades de la nueva sociedad urbana- el desarrollo de una cultura de lujo, artística, entre la que destacó el mecenazgo a los artistas que diseñaron los suntuosos vestidos, objetos y los grabados ukiyo-e (el mundo flotante). Los comerciantes ricos de la época Edo propiciaron el desarrollo del teatro Kabuki, apoyando a los actores, las cortesanas con  los barrios de placer. 

 

En 1618 en gobierno trató de controlar las actividades vinculadas a la prostitución, creando barrios específicos cerrados, dentro de un distrito de cada gran ciudad, solo donde agrupar las casas verdes, baños, y otros servicios.  Barrios como Shimabara en Kioto, Shinmachi en Osaka y Yoshiwara en Edo contaron con licencia oficial, y los artistas, que empezaron retratando a las más bellas cortesanas de los barrios de placer, a los más célebres actores  y el término ukiyo-e -"mundo flotante"- se refirió en particular a la vida en los barrios de ocio que albergaban las casas públicas y el popular teatro Kabuki. Los actores de Kabuki y cortesanas, admirados por su belleza y espléndidos vestidos, fueron los creadores de tendencias de moda de la sociedad. 

 

Establecida en el noreste de Edo después del gran incendio que asoló la ciudad en 1657, el Yosiwara era una ciudad amurallada rodeada de un foso. Atravesada la única puerta de acceso tenía una larga y ancha avenida con el centro plantado de cerezos. Los visitantes –también samurai- estaban obligados a dejar sus armas a la entrada. Las diferencias sociales, solo quedaban marcadas por el poder económico para acceder a los servicios deseados. 

 

Las cortesanas eran instruidas en danza, instrumentos de música, ceremonia del té, poesía y caligrafía, entre otras artes, apareciendo muchas veces escribiendo poemas waka, con un aspecto muy refinado e intelectual. Su amplia influencia en la definición de la moda y el estilo y su divulgación se debió en gran medida a la industria editorial, que florecía en Japón a finales del siglo XVII y al medio de impresión xilográfico que habían adoptado los animadores glamorosos del mundo flotante como sus temas más populares. Al público en general le fascinaron los actores de Kabuki (como hoy en día los actores de cine) realizando los artistas auténticas series de retratos de los más famosos, en los roles que habían representado. 

 

Las cortesanas más refinadas causaron fascinación, -aunque fueran causa de mala reputación- por el lujo de sus kimonos, y el fetichismo que sus peinados y objetos provocaban. Dentro de Yoshiwara trabajaban entre dos y tres mil cortesanas en más de doscientos establecimientos diferentes, desde casas de té, casas verdes, restaurantes, etc. creando un auténtico mundo flotante, pero también se convirtió en un lugar donde floreció una peculiar forma de cultura dándose cita músicos, pintores y grabadores, formas de espectáculos musicales o de teatro, como el Kabuki, danza, música o poesía, al abrigo de los señores de la burguesía comercial que de manera hedonista apoyaron estas formas de expresión, a la vez que mantenían económicamente a las cortesanas que admiraban, manteniendo su altísimo nivel de vida, y el de la casa a las que pertenecían. En “Cien Vistas Famosas de Edo”, Hiroshige dedica una estampa al dique Nihon de Yoshiwara.

 

Hubo editores como Tsutaya Jûzaburô, que instaló una tienda de grabados junto a la única puerta de acceso al Yoshiwara, vendiendo planos del célebre barrio, que contenían la ubicación de las casas de baños y té, así como los burdeles, y ante la demanda de xilografías, libros eróticos Shunga y grabados con escenas del Yoshiwara, encargó después a los artistas los retratos de las más bellas cortesanas (bijin-ga), obteniendo un éxito inmediato. 

 

Kitagawa Utamaro (1753-1806) reflejó la quintaesencia femenina, a través de sus obras, elegantes y de delicadas líneas y color, además dejó muchas obras eróticas a pesar de la fuerte censura y de los fuertes controles ejercidos por el gobierno. Su elegancia y destreza podemos admirarla en el álbum Uta Makura (Poemas de Almohada) de 1768 y que junto con el álbum Mushi Erami le dio gran fama. Se creó toda una nueva actividad ya que se encargaron diseños a los artistas, los talladores que gravaban sobre la madera los dibujos y los impresores, para finalmente aparecer el comercio de venta de las estampas, cuyas tiradas dependían de la demanda del público y de la fama de la geisha o actor representados. Al igual que hoy en día los carteles, las impresiones fueron concebidas como obras meramente decorativas y su precio era popular. La mayoría de la población no podía acceder a los encantos de las geishas pero sí podían adquirir la imagen de la hermosa.

 

Los artistas también colaboraron en los diseños de los fastuosos trajes uchikake,  furisode o los grandes lazos obi con los que se engalanaban las mujeres de clases pudientes o las cortesanas que paseaban acompañadas de sus adolescentes aprendices kamuro por la calle Nakanomachi, la principal del Yoshiwara, y que vemos frecuentemente junto a los cerezos florecidos en los ukiyo-e. Kunisada realizó el grabado “Cerezos en flor a la luz de la luna en el barrio norte” que muestra la puerta del Yoshiwara (el llamado barrio Nuevo Shin) con las geishas y paseantes en torno al célebre cerezo florecido. Hiroshige también recoge esta célebre calle muy animada en “Vistas Famosas de la Capital Oriental”. Así mismo los artistas diseñaron libros de patrones con los motivos gráficos para la creación de los kimonos. Artistas como Eishi, crearon series como “Seis bellezas en el barrio del placer”, apareciendo el dibujo de la cortesana, su nombre y el de la casa de placer. Eisô creó una serie “Concurso de las bellezas en el barrio del placer”. Estas geishas lucían todas en sus kimonos los mon (insignias) de la casa a la que pertenecían.

 

El interés de los clientes por sus admiradas cortesanas fue tal, que Utamaro realizó, además de las mas afamadas geishas, la serie “Las veinticuatro horas de las Casas Verdes”, donde las observamos en su quehacer diario en las estampas, desde lujosamente vestidas esperando a los clientes, hasta la hora en que se caen de sueño, o visten el yukata, después del baño. Es un estudio detallado de todas las vestimentas usadas en la época Edo por las más conocidas cortesanas. 

 

Años más tarde Yoshitoshi, recrea el día y la noche de las cortesanas en “Las veinticuatro horas en Shinbashi y Yanagibashi” publicados entre 1880/81, siendo un estudio sociológico e histórico de las geishas con la consolidación de la restauración Meiji, y muestra las grandes influencias que en las costumbres y en el vestido de la época tuvo el peso de la moda occidental.

 

Yoshitoshi tuvo una relación total con algunas geishas (no es caso único) como fue la hermosa cortesana oiran, llamada Maboroshi-dayu, apodada “Lady Fantasma”, ya que imitaba en su maquillaje y vestir a una geisha del siglo XV de belleza fantasmal, conocida como “Cortesana del Infierno” (Jigoku-dayu de Takasu)  Estas mujeres, como la geisha descrita inspiraron los grabados de los artistas más célebres.

 

Otro aspecto del grabado, procedente de la influencia de la visita a los barrios verdes fueron los eróticos (Shunga) que debió ser un buen negocio pues desde Utamaro a Kunisada todos los artistas dibujaron e imprimieron estos librillos, que hoy aparecen a nuestra curiosidad, largamente manoseados.

 

Sobre este universo de lujo y placer Asai Ryoi, en 1661 escribió la mejor definición sobre el período Edo: Sólo vivimos para el instante en que admiramos el esplendor del claro de luna, la nieve, la flor del cerezo y las hojas multicolores del arce. Gozamos del día excitados por el vino, sin que nos desilusione la pobreza mirándonos fijamente a los ojos. El mundo de la diversión, de las geishas, de los grabados, los compara con una calabaza arrastrada por la corriente del río. Es el grabado, el ukiyo-e, la máxima expresión de ese mundo flotante.

 

Yoshitoshi en la serie “Cien aspectos de la luna”, no solo representó mujeres de alto rango, la sociedad distinguía claramente a la “señora del arte” la geisha, de la meretriz, la yujô o “señora del agua”, y representó a ésta última, prostituta de rango ínfimo –tsujigimi-con su esterilla, junto al río. Siempre se trató de impresiones muy expresivas, donde la línea fluye limpia silueteando las formas, los retratos de geishas y actores principalmente eran resueltos con mínimos trazos pero de gran expresividad, en gran medida con colores planos, y carentes de sombras, no así de sombreados. 

 

El arte tradicional además se inspiró en la naturaleza y imbuido de la espiritualidad. Los artistas del mundo flotante: incluyeron los paisajes, las rutas y sus fenómenos atmosféricos como la nieve, lluvia o la niebla en las distintas estaciones o elementos del paisaje urbano, como refleja Hiroshige en las 53 estaciones del Tôkaidô, o en Cien Vistas de Lugares Famosos de Edo. Los hechos acontecidos en los caminos, asesinatos, suicidios, venganzas, fantasmagórico, que refleja Kuniyoshi en sus 53 Paralelos al Tôkaidô.

 

Estilísticamente las impresiones fueron expresivas y dinámicas, audaces en el diseño de la línea que fluye limpia y firme silueteando las figuras. Los grabadores experimentaron con dispositivos artísticos innovadores basados ​​en la observación; estas perspectivas retroceso incluido, los efectos de iluminación, silueta, y reflejos en el agua, y los efectos atmosféricos como la niebla, la lluvia y la nieve. Los artistas también exploraron los efectos de los diferentes momentos del día, con un interés especial en las escenas de tarde y noche. 

 

Introducidas a la profesión a una edad temprana, las jóvenes, por lo general de familias campesinas pobres, servirían inicialmente un "aprendizaje" como asistentes a las cortesanas mayores en los burdeles. Las ganancias de las chicas jóvenes se mantuvieron por los dueños de los burdeles y se descontaba del dinero entregado a las familias que habían vendido sus hijas a la prostitución. Las chicas no se les permitía abandonar los distritos con licencia, salvo en ocasiones especiales. 

 

En general, sólo los cortesanos de alto rango fueron representados en bijin-ga. Se distinguen por sus kimonos de colores, con el cinturón (obi) empataron en la parte delantera, y por sus elaborados peines y horquillas. 

 

En el mundo de fantasía inventada del Yoshiwara, los habitantes de las ciudades (chonin) y los comerciantes podían satisfacer sus deseos para el romance y la aventura, la que era poco probable que encontrar en la vida cotidiana como el romance fue descartada por el matrimonio preestablecido. (Viajar en el extranjero también estaba prohibido, y un decreto de 1633, revisada en 1635, impuso una pena de muerte a cualquier persona que viajó fuera de Japón). En el Yoshiwara, los comerciantes, a los que la clase dominante pudo mostrar libremente su riqueza, permitido poco de dignidad o la libertad de expresión, podrían realizar fantasías de influencia y poder. 

 

Los clientes potenciales, podían ver a las cortesanas de la casa expuestas en una especie de jaula con barrotes de madera.

 

Los placeres del distrito licencioso no eran exclusivamente eróticos. El intercambio de cartas entre cortesanas y sus clientes era una parte importante del juego de cortejo. La escritura a mano, un signo de refinamiento estético, mejoraría en gran medida la conveniencia de una cortesana. En el gran espejo del arte del amor, el escritor Fujimoto Kizan (1626-1702), un conocedor de los barrios de placer, declaró: Es lamentable para cualquiera que no sea capaz de escribir, pero por una cortesana es un desastre . Dicen que jugando el shamisen [un instrumento musical de tres cuerdas] es el más importante de los logros artísticos de una cortesana, pero en realidad la escritura es lo primero, y los shamisen sólo después.

 

Vestimenta y peinados de las cortesanas aparecieron en muchos libros ilustrados y las imágenes de las últimas tendencias de la moda, los cuales fueron distribuidos ampliamente y con entusiasmo copiados de los publicados.

Las geishas, ​​fueron comúnmente contratadas para proporcionar entretenimiento en fiestas y reuniones, como acompañantes, eran mujeres cultas, y animaban con la música de samisen, bailando, jugando kitsune ken, jugado con las manos en las que el perdedor tiene que tomar una copa de sake como una prenda.

 

Junichiro Tanizaki en “El elogio de la sombra” nos describe la sensación que estas mujeres le causaban: Al verlas, pienso irresistiblemente en la varilla que forma el armazón de las muñecas. En realidad el torso no es sino un soporte destinado a recibir el traje y nada más. Estas mujeres, cuyo torso queda así reducido al estado de soporte, están hechas de una superposición de no sé que cuantas capas de seda o de algodón y si se las despojara de sus vestidos solo quedaría de ellas, como en las muñecas, una varilla ridículamente desproporcionada. Tanizaki, también en el mismo relato recuerda  que sus antepasados al igual que los objetos de laca con polvo de oro o de nácar, consideraban a la mujer un ser inseparable de la oscuridad e intentaban hundirla tanto como les era posible en la penumbra; de ahí aquellas mangas largas, aquellas larguísimas colas que velaban las manos y los pies de tal manera que las únicas partes visibles, la cabeza y el cuello, adquirían un relieve sobrecogedor.

 

Muchas familias nobles, que se habían empobrecido tras la restauración Meiji, hallaron en el Karyukai (Distrito del mundo de la flor y el sauce) una forma de vida para sus hijas. Allí podían poner en práctica la ceremonia del té y la danza que habían aprendido en casa, adquirir y usar los costosísimos quimonos a los que estaban acostumbradas, así como obtener la independencia económica y conseguir un buen marido, según narra la geisha Mineko Iwasaki, que tomó el apellido de la Okiya donde fue adoptada y nombrada heredera. 

 

Textos y fichas descriptivas: Nicolás Gless

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