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CABEZAS CORTADAS, TROFEO SAMURAI. 

EL SEPPUKU, SUICIDIO RITUAL.  

El camino del samurai reside en la muerte

        YamamotoTsunemoto

 

Una de las tradiciones samurai de alto rango después de la batalla era celebrar la ceremonia del té, pero existía otra de más valor ritual que siempre recaía sobre el vencedor de la batalla que consistía en una revisión de las cabezas cortadas a los enemigos más importantes, que habían sido recogidas como trofeos. 

 

En el Heike monogatari se describe en un capítulo denominado “La procesión de las cabezas” y que narra  la llegada de Noriyori y Yositsune a Rokuj (1184) y la entrega a Nayakori, teniente  de la guardia imperial, de las cabezas cortadas a los Heike durante la batalla de Ichi-no-tani. A pesar de la oposición del emperador y los consejeros, los dos hermanos consiguieron que cedieran y se colgaran las cabezas decapitadas en los árboles de la gran avenida de Higasi-no-tôin, y desfilar triunfantes entre sus macabros trofeos. Esa costumbre comenzó precisamente conlos Heike como víctimas. 

La muerte del enemigo era el objetivo y el reconocimiento de la misma estuvo rodeado de un ritual, mas extraño si cabe a ojos occidentales, y que consistía, antes de presentarlas, en lavarlas, peinar sus cabellos y utilizar cosméticos para presentarlas más agradables, como actualmente se hace con los difuntos.

Eran las mujeres del daimyô quienes hacían estos macabros preparativos, que después ponían sobre unas tablillas de madera con su etiqueta idenficativa, aunque si había prisa se colocaban sobre abanicos de guerra abiertos, pañuelos o sobre grandes hojas de árbol para que absorvieran la sangre que goteaba. Existe una ilustración  del Gunyoki donde aconseja esta presentación, así como un grabado de Yosiiku que representa al general Matsushita Yukitsuna sentado inspeccionando tres cabezas enemigas. Kuniyoshi dentro de la serie del camino de Kisokaido, en la estación Yechikawa, dibuja a Sagi-no-ike Heikurô contemplando tres cabezas de samurai cortadas. Normalmente era el daimyô sentado en la misma posición que cuando partió a la guerra, en la ceremonia de partida, al que se le presentaban las cabezas una a una. Si no podía era remplazado por un personaje samurai importante,  de su confianza que será bugyo para la inspección de las cabezas en la ceremonia, recordando la importancia de las personas, cargos, nombres, si se conocían, y quién la había cortado o conseguido. 

 

Se observaba con gran interés las expresiones de las caras de los muertos: si miraban hacia el cielo, desafortunado, si los ojos miraban a la derecha, el presagio era afortunado para los aliados, si los tenía cerrados, es que el muerto tenía tranquilidad…Stephen Turnbull recoge ampliamente estas supesticiones en el capítulo “The death o an enemy”, de su obra “Samurai Warlords”. 

 

Dentro de este ritual, muchas veces se devolvía al enemigo las cabezas de sus nobles muertos. Existía un privilegio muy especial para la cabeza de un general enemigo o para un samurai privilegiado que consistía en que su cabeza era traída ante el daimyô vencedor por dos hombres y su cabeza comería de los mismos tres platos. En este terrible ritual a la cabeza del general derrotado le era permitido compartir el sake y algunas algas kombu (comida, junto con el arroz, habitual de los samurai) colocadas en boca de la cabeza cortada siendo el sake vertido ceremoniosamente con una taza de gran asa, mientras el daimyô observaba atentamente la expresión de la cara. 

Utagawa Kuniyoshi (1797-1861)

Sagi-no-ike Heikurô lavando su gran hacha en la corriente del río, después de cortar las cabezas a sus enemigos. Fue un samurai al servicio de Kusunoki Masashige (1294-1336), que luchó en la batalla de Minatogawa en 1336.

Serie Kisokaido rokujukusugi no uchi, Estación Yechikawa (nº 66)

Publicado por Kadzusa-ya Iwazo (Iwakichi).

Sello censor: Watanabe, Mera, Rat 7. Sello artista: Kirî.

Fecha: Julio de 1852 (Kaei 7).

Formato Oban

El  Kisokaidô o Nakasendô era un camino que saliendo de Kioto y cruzando las montañas centrales de Japón, atravesaba las provincias actuales de Shiga, Gifu, Pagano y Gumma. Se separa del Tokaidô en Kusatsu, Prefectura de Shiga y termina en Nihonbashi, centro de Tokio. Las estaciones del camino que Kuniyoshi representa están caracterizadas por episodios, algunos históricos y otros entre el folclor y la leyenda, ilustrando  lugares donde se produjeron acontecimientos como el encuentro con el fantasma de Oiwa, la mujer raposa Kuzunoha o recoge sucesos como el del granjero Yoyemon, asesino de su mujer Kasane deformada por el veneno, y por supuesto en encuentro con violentos samurai.

En 1845 Kunisoshi realizó la serie Tokaido  gojûsan tsui (Cincuenta y tres paralelos del camino Tokaidô) y ya resuelve los grabados con escenas, mezcla de acontecimientos supersticiosos y sucesos populares. 

 

 

La crónica Monogatari-bongaku recoge el momento en quer Oda Nobunaga observó la expresión de su enemigo Takeda Katsuyori: Cuando Oda Nobunaga inspeccionó la cabeza de Takeda Katsuyori, el ojo derecho estaba cerrado y el izquierdo estaba animado por un ceño. Oda Nobunaga quedó conmovido al ver la cabeza del poderoso general, y aún se recuerda que todos los allí presentes estaban de acuerdo en que Oda habría había sido el vencedor en la batalla, pero había sido derrotado por la cabeza de Katsuyori.

 

Pero la realidad es que  Katsuyori había sido vencido en la batalla de Nagashino y huyó  cometiendo seppuku el 3 de abril de 1582.

 

Otro episodio conocido de Oda Nobunaga es el referido a las cabezas que ordenó cortar de los samurai Asakura Yoshikage al que ordenó suicidarse, Asai Hisamasa y Azai Nagamasa, su propio cuñado casado con su hermana Oichi-Oichi. Las tres cabezas se enviaron a Kioto para exponerlas al desprecio público, pero todavía a Nobunaga se le ocurrió lacarlas, pintarlas con polvo de oro y maquillarlas para presentarlas en el banquete de Año Nuevo de 1574 en el que invitó a su guardia a caballo. Hizo gala de este episodio en una carta que envió a Kobayakawa Takakage y a Mori Terumoto.

 

Los samurai, para evitar que le cortaran la cabeza llevaban un collarin de hierro y el yelmo muy reforzado, evitando los cortes en la garganta, y antes de la batalla quemaban grandes cantidades de incienso dentro del yelmo, por si les cortaban la cabeza, el olor fuera más agradable.

 

En la guerra, los samurai llevaban una saco para contener las cabezas cortadas al enemigo, como narra la crónica histórica Azuma kagami del período del bakufu de Kamakura (1180 a 1266), probablemente redactado por escribas del shogunato. Yoshimori en la insurrección de Wada acontecida en 1213 dejó 234 cabezas de guerreros muertos colocadas ceremoniosamente a lo largo de de las orillas del río Katasegawa.

 

Los samurai evitaban que su cabeza cayera en manos de sus enemigos, como cuando Takiguchi, herido de muerte por un disparo en el cuello, su señor  le dijo a un samurai que no podían permitir que su cabeza cayera en manos enemigas, diciendo: nos la llevamos nosotros. Takiguchi respondió, ofreciendo el cuello al compañero para que lo degollara: Así me quedo tranquilo.

 

Cuenta Yamanoto Tsunetomo  en su libro Hagakure (“El Camino del Samurai”) Que los guerreros antiguos se dejaban bigote, pues los enmigos para demostrar que se había matado a un hombre en batalla le cortaban las orejas y la nariz y las llevaban a su campamento. Además, tambien cortaban con la nariz el labio superior con el bigote, para demostrar que se trataba de un hombre y no de una mujer. Las cabezas que no tenían bigote eran despreciadas por confundirse con las de mujeres. Por eso una de las disciplinas del samurai era dejarse bigote para que no tiraran su cabeza cuando muriera. Al que se lava con agua todas las mañanas no le cambia el semblante cuando lo matan.

 

En la gran batalla de Sekigahara, que se desarrolló en 1600, al terminar ésta, las cabezas de cientos de samurai  y rônin aparecieron clavadas en estacas en el camino que discurre de Osaka a Kioto.

 

Nuevamente Stephen Turbull recoge la historia de la hija de un valiente samurai que participó en esa batalla, Yamada Kyoreki, que cuenta con horror que tuvo que dormir al lado de varias cabezas cortadas en el castillo Ogaki en Mino, sitiado por las fuerzas de  Tokugawa Ieyasu y escribió: No notaba que siguiera viva, tan solo sentía miedo y terror. En la torre del homenaje del castillo se guardaban las cabezas cortadas por los aliados. Nosotras le poníamos una etiqueta a cada una para identificarla. Les ennegrecíamos los dientes porque tener la dentadura blanca  era signo de distinción, poniéndoles “tinte dental negro”…era tanto el hedor que solía dormirme envuelta en el olor a sangre de estas cabezas cortadas. 

 

Cortar narices en lugar de cabezas  fue una de las  características  más terribles ocurridas en la segunda invasión de Corea en 1597 por órden de Hideyoshi. Recompensaba a sus soldados por el número de cabezas cortadas, pero su envió en barriles de sal era dificultoso, por lo que le enviaron narices en sal, quedando su número registrado al salir de Corea. Al llegar a Japón se enterraban en un túmulo cerca del Gran Buda de Toyotomi Hideyoshi.

 

Yoshitoshi realiza en 1868 la serie de grabados Kaidai hyakusensô (“Cien Guerreros”) quizás de las más crueles y sangrientas realizada por el artista donde representa, siempre en primer plano, a uno o dos samurai ensangrentados, gravemente heridos, cometiendo seppuku o portando las cabezas degolladas de sus enemigos. Impresiona sobre todos el del general Saginoike  Heikurô llevándo la cabeza del enemigo en el brazo, el de Sakuma Daigaku, general de  Nobunaga que sostiene la cabeza enemiga en alto para beber su sangre que emana por el cuello, así como el de Odera Sagumi que sujeta la catana donde tiene la cabeza del samurai muerto, ensartada por la boca. Yoshitoshi está infuenciado por los episodios acaecidos que terminan aquel mismo año con la toma de control de las fuerzas antishogunales del palacio Imperial de Kioto y la Restauración Meiji. 

Utagawa Yoshitora (activo entre 1847-1852)

Firmado: Ichimôsai Yoshitora ga.

La Batalla de Fujikawa, Sarunosuke marca con los nombres las cabezas cortadas por él mismo en su primera batalla.

Fujikawa Kassen Sarunosuke uijin kômei zu.

Publicado por Tsutaya Kichizô (Kôeidô)

Fecha: 1847-1852 ( Kôka 4 -Kaei 5) 

Existe otra copia del grabado en el Museum of Fine Arts Boston  (Colección William Sturgis Bigelow)    

 

Tsukioka Yoshitoshi (1839-1892)          

Hirade Iki sostiene en su mano la cabeza cortada.

“Biografías de hombres modernos” Kinsei Kyogiden.

Publicado por Iseki, Sello Kiri, 11 Agosto 1865.

 

El seppuku es el suicidio ritual de los guerreros japoneses que se realiza mediante la apretura del vientre, también es conocido como hara-kiri. Su traducción literal es  “cortar el vientre”. 

 

La ceremonia tenía lugar delante de una audiencia reducida donde el candidato al seppuku iba vestido de blanco y después de haber escrito un poema de despedida, se cortaba los músculos blandos del abdomen siempre de izquierda a derecha y después subía hacia el hígado o bien practicaba una doble incisión en cruz utilizando un puñal llamada kusungono o una daga tanto de unos 25 centímetros, demostrando así su firme resolución de poner fin a su vida. Una vez realizado el corte se inclinaba ligeramente la cabeza para permitir que su asistente kaishaku, normalmente un amigo,  separara limpiamente de un golpe de catana la cabeza, acabando con el sufrimiento del suicida.

 

Previamente tomaba sake y componía un último poema, a veces escrito en el dorso de su abanico de guerra.

 

La práctica de escribir una declaración final sin premeditación en forma de poema en los últimos instantes antes de perder la vida comenzó en China, extendiéndose a Japón. Estos poemas se denominaron zeppitsu, “última pincelada” o Yuigon que literalmente significa “declaración que uno deja atrás”, esta última palabra con connotaciones budistas. No eran citas, sino que resumían sus emociones finales o pensamientos antes de quitarse la vida. Cuando una persona cometía suicidio había tiempo para un momento de reflexión mientras se componía y se escribía un poema, pero cuando la muerte llegaba, no esperándola, el poema esa espontáneo.

 

La primera persona conocida que cometió seppuku fue Minamoto Tametomo (1139-70) después de haber sido apresado en la batalla, sus captores le cortaron los tendones del brazo con el fin de que no pudiera servirse del arco. Poco tiempo después se suicidó abriéndose el vientre.

 

También Minamoto Yorimasa cometió seppuku al verse derrotado en la batalla de Uji en 1180, mientras sus hijos esperaban al enemigo, él se retiró al templo de Byodo-in. Luego escribió un poema en el reverso de su abanico en el que se leía:

Como un árbol fosilizado

Del que no se esperan flores

Triste ha sido mi vida

Destinada a no producir ningún fruto.

 

Satsuma no Kami Tadanori escribió su último poema bajo los cerezos la tarde antes de su muerte en Ichi-no-tani (21 de marzo de 1184):

Cuando el día se acaba

Cojo un árbol para mi cabaña.

En mi cansado camino, 

Sentado bajo sus ramas anchas,

Una flor es mi única anfitriona.

 

Cuando sucedió la caída de la ciudad de Kamakura (1333) se produjeron suicidios masivos. Así por ejemplo, podemos ver como un monje guerrero llamado Fuonji Shinnin escribió un poema en un pilar dentro del templo usando su propia sangre mientras cometía seppuku:

Mientras esperamos un instante

Atravesar juntos el camino de Shideyama

Vamos a hablar del transitorio mundo.

 

Otro monje usó sus pantalones como superficie para escribir el poema de su

muerte con estas palabras:

 

Sujetando enérgicamente el cabello separado

Él elimina la vacuidad

Dentro de él las poderosas llamas

Una brisa fresca y pura.

 

Yamamoto Kansuke en la cuarta batalla de Kawanakajima, creyendo que su ataque había fracasado, tomó una larga lanza en sus manos y cargó solo hacia el medio de los samurai de Uesugi, luchando fieramente hasta que dominado por las heridas de bala y las flechas en ochenta puntos de su cuerpo, se retiró a una colina llena de hierba y cometió seppuku

 

También  Morozumi Masakiyo, el tío de Takeda Shingen se suicidó al ser herido mortalmente en la misma batalla. 

 

Morozumi Masakiyo, el tío de Takeda Shingen se suicidó al ser herido mortalmente en la misma batalla. Como estratega principal de Takeda Shingen, había creado el plan por el que los Takeda estaban a punto de sorprender al ejército de Uesugi. Cuando su audaz plan, aparentemente falló, Kansuke tomó la determinación de suicidarse, para compensar su error táctico. La tragedia de su muerte fue, que su conclusión sobre la destrucción de los Takeda, pecó de  precipitada e incorrecta, ya que los refuerzos llegaron a tiempo, y la aparente derrota se volvió victoria. Pero Shingen había perdido dos grandes generales que le hubieran servido mejor vivos.

 

Mitsunaga Hisashide (1510-1577) nació en la provincia de Yamashiro. Llegó a ser partidario de Miyoshi Nagayoshi (1523-1654) y se apoderó del territorio del clan de los Miyoshi, cuando su señor murió. Luego derrotaría al décimo tercer shogun Ashikaga Yoshiteru (1536-1565) pero él después a su vez fue derrotado por Nobunaga en su castillo de Shikizan, y antes de cometer seppuku hizo añicos su preciada tetera, llamada Hiragumo, reliquia familiar, para que no cayera en manos enemigas, especialmente de Oda Nobunaga, gran coleccionista de objetos de la ceremonia del té.

 

Kuniyoshi y Yoshitoshi escenifican la escena en la que Hisahide arrodillado sobre el felpudo, con una daga  frente a él, justo antes de tomarla para suicidarse, tira la tetera.

 

La expresión de Hisashide es terriblemente deseperada, muy diferente a la serenidad con la que otros señores y samurai se enfrentan a la muerte.

 

Akashi Gidayû era un partidario de la familia Akechi, junto con Shioren Ajima-no-kami Masataka dirigió el ataque contra las tropas de Hideyoshi, volviendo rápidamente desde el oeste de Japón a Kioto. Todos sus hombres fueron asesinados en el ataque y Gidayu regresó ante Akechi Mitsuide, le contó lo ocurrido en la batalla y a continuación se suicidó, contra el deseo de Mitsuide que no lo encontró culpable.

 

El hecho de que hubiese desafiado la órden de su comandante de no atentar contra su vida, la encontramos en su poema de muerte:

Como estoy a punto de entrar en el rango

De aquellos que desobedecieron;

Brilla incluso más resplandeciente

La luna de la noche de verano.

 

Este momento fue grabado por Yoshitoshi, al igual que la meditación de Hidetsugu antes de cometer seppuku, en la serie “Cien aspectos de la Luna”

 

La rebelión de Akechi Mitsuide obligó a Oda Nobunaga y a su hijo a cometer seppuku en el templo Honnô-ji, en Tokio. Perdida la batalla frente a Hideyoshi que acude a vengar a Oda, Mitsuide se retiró hacia su castillo en Sakamoto, pero en el camino los lugareños le atacaron en Oguruso. Hubo un breve combate cerca de Uchidenohama, donde una pequeña parte de sus seguidores se enfrentaron a tropas de Hideyoshi, resultando vencidos. El suicidio de la familia de Akechi en el castillo de Sakamoto, mientras estaban sitiados, acabó con sus fuerzas en desbandada.

 

 

Akechi Sumanosuke Mitsuharu fue el yerno de Akechi Mitshuide, con la causa perdida y él muerto, Mitsuharu  volvió al castillo de Sakamoto y junto con sus moradores se preparó para suicidarse, pero entregando antes todos los objetos valiosos de colección, en gran parte obsequios de Nobunaga, para evitar su destrucción, a la vez que lamentó profundamente la muerte de Oda. Comió, bebió sake, se abrió el vientre y con su sangre escribió un poema sobre la puerta.

 

El suicidio de Nakamura Bunkasai (1583) es recogido por Utagawa Kuniyoshi en un grabado de la serie “Héroes de la Gran Pacificación” (Taiheiki eiyû den) con estas palabras: Bien, le acompañaré al río Sanzu, sujetando la espada manchada de sangre, y allí mismo, quedándose en la galería, él recitó una estrofa de su poema de despedida sobre las noticias traídas por un cuco hototogisu:

 

Si tú has jurado

Compartir el noble camino

Del servicio hacia tu señor,

En cada mundo al que llegues

Te estará esperando la canción del cuco.

 

En el momento de su muerte tenía 49 años. De pie, se cortó su estómago, saltó dentro del fuego y encontró su fin.

 

Otra razón para suicidarse era llevar a cabo una protesta. Es conocido como kanshi. Oda Nobunaga  heredó los territorios de su padre con quince años, aunque mostró poco interés en la administración del territorio. Uno de sus mejores partidarios, Hirade Kiyohide, trató de convencerle de que corrigiera su camino, y cuando el joven Nobunaga  no mostró ninguna inclinación por escucharle, Kiyohide puso todos sus sentimientos en una carta a su señor y cometió seppuku como protesta, quedando Nobunaga muy afectado y cambiando para bien.

Hay una única razón para suicidarse que no goza de la aprobación general, siendo el caso del junshi o siguiente en la muerte, como sucedió en el caso de Muneharu, su criado más leal precedió a su señor en la muerte, porque Muneharu fue invitado a la habitación de los hombres en el castillo de Takamatsu la noche antes de que su propio suicidio sucediera. Allí su criado para tranquilizar a su amo sobre la facilidad con la que el seppuku podía ser llevado a cabo, él mismo se suicidó previamente y quitando a un lado la ropa le mostró a Muneharu su abdomen cortado, quedando impresionado, actuó como kaishaku o ayudante de su asistente para dar al acto un final rápido y menos doloroso.

 

Había un límite borroso entre el junshi y simplemente continuar con una lucha desesperada. En la confusión de un campo de batalla, las circunstancias de la muerte de un partidario nunca podían ser evidentemente establecidas. Pero cuando la muerte era debida a causas naturales durante las épocas de paz y provocaba la acción del junshi, por la que un partidario leal se suicidaba para mostrar que no podía servir a ningún otro que no fuera su difunto señor, solamente podía ser contemplada esta acción como completamente inservible. Durante el período Sengoku, tal acto podría ser aprobado, y efectivamente algunos partidarios tenían poco por lo que vivir, pero en las épocas de paz como la era Tokugawa el junshi era un acto deliberado, premeditado y superfluo, quizás noble en sus sentimientos, pero de muy poca ayuda para mantener la estabilidad de una dinastía.

A comienzos del período Edo, unos veinte partidarios de cada daimyô se sabe que cometieron junshi a la muerte de sus señores. Por esta razón, había establecidas fuertes condenas sobre esta práctica. Una manera de servir mejor al difunto señor de cada cual, arguyó el bakufu, era dar un servicio igualmente leal al heredero. Pero esta práctica estaba fuertemente enraizada en la mentalidad japonesa. Había sido abolido por decreto imperial, pero persistía la tradición.

El último episodio del junshi lo protagonizó Nogi Maresuke en 1912, que se suicidó el día anterior a la inhumación del emperador Meiji lo que provocó en el pueblo un gran sentimiento de orgullo y arrogancia que indujo a escribir numerosos artículos, novelas y llegar a concluir y epilogar sobre los temas de patriotismo y de la fidelidad sobre el junshi, como escribió Natsume Sôseki en su libro Kokoro (“El pobre corazón de los hombres”) y Môri Ôgai en su libro Abe Ichizoku, al igual que la obra “Recuerda al general Nogi”, gran éxito de teatro. Fue un gran ejemplo de patriotismo Meiji, y a pesar del obsoleto estilo de su muerte, fue un hombre típico de su época como Itô, Fukuzawa, Natsume Soseki y Yamagata entre otros. Él sintió durante toda su vida un sentimiento de culpa por haber perdido la bandera de su regimiento cuando estaba al mando de las tropas gubernamentales contra la Rebelión Satsuma en 1877, pensando ya entonces en suicidarse, pero vivió, les arrebató a los rebeldes la bandera en la batalla de Takase, y esperó a la muerte del Emperador -escribió un poema al monte Fuji-  para cumplir su deseo.

Una vez se despidieron de sus familiares y allegados se prepararon para el suicidio, su esposa usó un kimono negro, Nogi se desvistió hasta quedarse con la ropa interior blanca, cortó primero la carótida a su mujer con una daga tanto y el cometió  seppuku con una espada corta wakizashi, como es característico morir un samurai.

 

Hay algunos ejemplos en la historia del suicidio samurai llevándose a cabo como consecuencia de un fracaso personal, conociendose como sokotsu-shi (suicidio expiatorio), ya que se limpiaría con el suicidio el acto cometido. Cuenta la leyenda que Togo Shigechika había fracasado al intentar capturar cierto castillo, así que él mismo se había enterrado vivo, completamente armado y montado en su caballo mirando en dirección a su fracaso. Otras decisiones actuando del mismo modo podrían ser espontáneas y dramáticas, como la realizada por el veterano guerrero Yamamoto Kansuke en la cuarta batalla de Kawanakajima en 1561.

Cometer seppuku no fue siempre un acto voluntario, sino a veces era una condena a muerte, caso de Sasa Narimasa que fue invitado por Hideyoshi como consecuencia de su desastroso manejo del territorio que le había otorgado. A veces un daimyô era requerido para que cometiera seppuku para una negociación de paz, como la rendición de un castillo, que se aceptaría sin derramamiento de sangre, si el daimyô se suicidaba, debilitando al clan derrotado ya que cesaría la resistencia.

 

Hideyoshi celebró los ritos funerarios de Nobunaga y ostensiblemente apoyó a  Samboshi, su pequeño nieto y heredero, pero un viejo general Shibata Katsuie (1530-83) se opuso  apoyando al tercer hijo, Nobutaka. En 1583 sus ejércitos encontraron a Katsuie en Shizugatake, cerca del lago Biwa, derrotándolo. Huyó a sus tierras y junto a su mujer cometió seppuku.

 

Hideyoshi usó la imposición del suicidio a los enemigos derrotados en numerosas ocasiones, siendo caso dramático cuando en 1590 los Hôjô fueron derrotados en Odawara, exigiendo el suicidio de su daimyô retirado, Hôjô Ujimasa y el exilio de su hijo Ujinao.

 

Cuando Hideyoshi recibió la noticia de la trágica muerte de Nobunaga, sitiaba el castillo de Takamatsu, tras un largo asedio, que empezó a tener éxito cuando desvió un río para hacer un lago que provocó la inundación del castillo. Estableció los términos de paz con Mori Terumotô, que incluía  de que el valiente defensor del castillo, Shimizu Muneharu, cometiera seppuku, que decidido ir a la muerte tan dramáticamente como había vivido, llevó un bote hasta en centro del lago artificial, y cuando vió que los hombres de Hideyoshi estaban observando con atención cometió el seppuku.

 

El castillo de Tottori resistió durante doscientos días el asedio de las huestes de Hideyoshi, sometidos a comer hierba y caballos muertos. Su comandante Kikkawa Tsuneie, escribió una carta de despedida para su hijo:

Hemos aguantado durante doscientos días. No tenemos ninguna provisión ahora. Es mi creencia que dando mi vida ayudaré a mi destacamento, No hay nada más grande que el honor de nuestra familia. Deseo que nuestros soldados oigan hablar de las circustancias de mi muerte.

Su suicidio, junto a otros dos, fue la condición de la rendición.

 

Hideyoshi no tuvo hijos hasta edad avanzada y buscando heredero adoptó a su sobrino Hidetsugi, prometedor líder como demostró en las batallas. Pero era de carácter brutal, teniendo por costumbre rajar el vientre a mujeres embarazadas, siendo repudiado y él mismo conminado a cometer seppuku,  confinado en 1595 en un templo del monte Kôya, donde escribió un poema meditando sobre su desesperada situación:

¿Acaso alguna vez imaginé que

mientras las nubes del cielo otoñal se despejan,

yo vería la luna

a través de una ventana enrejada de bambú?

 

Aunque no fue samurai, Hideyoshi obligó a su maestro de la ceremonia del té, Sen no Rikyû (1522-91) a cometer seppuku, según la leyenda por rehusar dar a su hija en matrimonio a Hideyoshi.

 

Los famosos padre e hijo Hasegawa se suicidaron dejando su poesía en casa de su amigo Ogawa Kinjibei situado en Shitennoji de Osaka.

A finales del período Edo, el Tairo (primer ministro) de shogunato, Ii Naosuke arrestó a los samurai y académicos que se oponían a su política de apertura diplomática. Muchos pertenecían al dominio de Mito donde se fomentaba un fuerte sentimiento nacionalista. El 24 de marzo de 1860 los rônin de Mito atacaron a la comitiva de Ii Naosuke, asesinándolo junto a la puerta Sakuradamon del castillo de Edo. Hasegawa Taichiro Hasgawa  Shozaemon eran samurai de Mito y planearon el atentado, aunque ese día no estaban en Edo sino en Osaka, desde allí lo apoyaron, decidiendo, una vez conocido el resultado suicidarse en casa de su amigo, que además actuó de kaishaku.

En el grabado que realizó Yamazaki Toshunobu, en joven Shozaemon está componiendo un poema o una pintura con la sangre de su vientre rajado.

 

Terminamos mencionando otra clase de suicidios como el shinjû,suicidio de dos amantes que oficialmente no pueden estar juntos, o de una esposa que no desea seguir a su marido, o el jigai, suicidio de las mujeres nobles, que tenían prohibido el seppuku, reservado a los hombres, por lo que procedían a cortarse la vena carótida con un puñal tanto, no sin antes haberse atado las piernas para guardar una postura decente ante la muerte. Este suicidio está representado en algunos grabados como el del homenaje de Kuniyoshi a  la mujer de Ônodera Jûnai, famoso rônin de los 47 leales de Âko, que está resuelta a suicidarse con las piernas atadas y el tanto en la mano.

 

Y el recuerdo para el escritor Mishima Yukio (1925-1970) que afrontó la muerte suicidándose como un samurai: cometiendo seppuku.

 

Tsukioka Yoshitoshi (1839 - 1892) 

Genzammi Yorimasa arrodillado debajo de un árbol, escrie un poema antes de cometer seppuku

Serie Yoshitoshi Mushaburui

Publicado por Kobayashi Tetsujiro, 1883

Ichiyusai Kuniyoshi (1797-1861)         

Matsunaga Daizen Hisahide (1510-77)

Serie “Héroes de la Gran Pacificación” Taiheiki eiyû den 

Publicado por Yamamoto-ya Heikichi, hacia 1848.

 

Tsukioka Yoshitoshi (1839 - 1892). 

Poema de Hidetsugu, "Luna a través de una ventana enrejada de bambú". 

Serie "Cien Aspectos de la Luna"    Tsuiki hyakushi

Publicado por Akiyama Buemon, 10 de Diciembre de 1889. 

Formato Oban.  

Kunisada Utaawa

Sen no Rikyu (Maestro del té), personificado por el actor Nakamura Utaemon en la obra de kabuki Monogusa Taro del Teatro Ichimura. Marzo de 1825.

Firmado: Gototei Kunisada ga

Publicado por Yamaguchiya Tobei. 

Yamaki Toshinobu (1857-86)          

Takahashi Shôzaemon pinta con su sangre, cometiendo seppuku, antes de ser decapitado por su segundo Takahashi Koichirô que ejerció de  kaishaku.

De la serie “Colección de historias dignas de elogio del pasado y el presente” Kokon Meiyo Bidan Shû

Fechado el 14 de diciembre de 1878.  

Textos y fichas descriptivas: Nicolás Gless

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